Para realizar una colonoscopia es necesario que el intestino esté bien limpio de restos fecales. Para ello se requiere una preparación del colon por medio de unos laxantes que se toman por vía oral o por medio de enemas. Estas sustancias se administran durante el día o los dos días previos a la realización de la prueba y producen una diarrea abundante, con lo que se consigue limpiar el colon.
Motivos para realizar una colonoscopia
Los motivos más frecuentes por los que se puede solicitar la realización de una colonoscopia son los siguientes:
Como prueba de cribado del cáncer de colon.
Especialmente en aquellas personas con antecedentes familiares de un cáncer de colon o en mayores de 50 años.
- Como estudio de episodios de sangrados por el recto (rectorragias) o tras la aparición de sangre en las heces.
- Para estudiar una diarrea crónica.
- En casos de anemia ferropénica (por falta de hierro) cuando se sospecha que se debe a un sangrado crónico por el colon.
- En casos de pérdida de peso inexplicada y brusca que pueda hacer sospechar un cáncer de colon.
Para estudiar con más detalle alguna alteración que haya aparecido en otra prueba que examina el colon llamada enema opaco.
- Para diagnosticar y controlar una enfermedad inflamatoria intestinal como la enfermedad de Crohn o la colitis ulcerosa.
- En el estudio del dolor abdominal crónico.
En ocasiones no es necesario explorar todo el colon sino sólo su parte final. Para ello se introduce el colonoscopio por el ano pero sólo se avanza por sus partes finales, es decir por el recto, el sigma y el colon descendente. Esta prueba se llama rectosigmoidoscopia. Si se encuentra algún hallazgo patológico el médico habitualmente avanzará el colonoscopio hasta el final realizando una colonoscopia completa.